Para alguien más
Es el principio que justifica toda iniciativa, ya sea una de creación o una de intervención.
Cuando se tiene la iniciativa de crear productos que sean valorados por mucha gente, una estrategia efectiva es empezar diseñando el producto pensando en que le sirva, pero realmente le sirva, a una sola persona. Si con algunos ajustes le termina sirviendo bastante a varias personas, lo único que falta es encontrar muchas personas más con creencias o intereses comunes a los del primer grupo.
Si no logra pasar de servirle mucho a una persona a servirle bastante a varias, no tiene el potencial de ser un producto, pero puede terminar siendo un servicio, a esta única persona, de manera que en ambos casos valió la pena.
Cuando se tiene la iniciativa de intervenir, refiriéndome con esto a actuar para cambiar alguna situación, como capacitar personas, luchar contra un injusticia o ayudar a un amigo, el “para alguien más” es implícito.
El error estaría en intervenir en algo para beneficio exclusivamente propio, de la misma manera que no tiene mucho sentido alguna creación que pretenda satisfacer sólo a uno mismo.
La única excepción es todo eso que debemos hacer como preparación para estar al servicio de los demás. Es pasar de estudiar una carrera, emprender un negocio o componer una canción, no para ser exitoso, ganar más dinero o ser famoso, sino para alguien más, y ojalá, a veces, para muchos más.
Si eso que estás creando o haciendo te sirve sólo a ti, y no es parte de tu preparación para servir, ¿puede valer realmente la pena?
Servicio o preparación. Siempre es para alguien más.